Los cambios inesperados llegan a transformar nuestra vida sin previo aviso. Transforman la forma en la que vivimos y vemos nuestras circunstancias y a los que nos rodean; no hay vuelta atrás, perdimos a alguien o algo, llegó una enfermedad que cambió nuestra vida para siempre. Así, de un momento a otro, nada es igual. Sin embargo, en otros momentos nada pasa… todo es igual, no hay un cambio relevante. Te levantas a la misma hora, tu trabajo, tu casa, tu vida, tus amistades y familia siguen ahí… sin embargo, algo no se siente igual. Te sientes diferente, parece que no encajas del todo en esta vida que creías era la que buscabas. Comienzas a vivir sensaciones y experimentar emociones que no te dejan estar en paz, parece que algo no está del todo bien, percibes una falta de sentido. Te preguntas: ¿Qué me pasa? ¿Por qué no me siento satisfecha? ¿Acaso soy una persona que no valora lo que tiene? Mil y un dudas surgen sin cesar en tu cabeza una y otra vez.
Llegó la hora, no hay vuelta atrás… la búsqueda debe de comenzar y es que, hay algo que nos caracteriza: somos buscadores por naturaleza: nos gusta encontrar respuestas. Te encuentras viéndote al espejo tratando de entender cuál es tu rumbo; y ahora... ¿QUIÉN SOY? Aunque todo parece estar bien, hay algo que buscas encontrar, existe algo en ti o tus circunstancias que ya no funciona. Observas a tu alrededor y encuentras que hay formas diferentes de vivir, que la tuya estaba bien pero… probablemente pueda estar mejor.
La transformación llega a ti en el momento que te das cuenta de que tú eres el o la guionista de tu vida, que tus circunstancias importan pero, lo hace aún más tu actitud y la decisión de escribir nuevas líneas de tu guión. Es momento de abrir una nueva página, de encontrar un sentido más profundo a tu existencia.
Una vez que llegó a ti este “despertar” no será fácil ignorarlo. No obstante, estamos tan apegados a la idea de ser quienes somos que inconscientemente lucharemos contra el cambio. Aunque nos duela estar donde estamos, creemos que es mejor quedarnos ahí.
Pero, no temas aceptar la impermanencia de la vida, busca una forma de encontrar tu propio sentido de vida, no te rindas, busca en donde sea y con quién sea y… TRANSFORMATE UNA Y OTRA VEZ, porque el cambio es lo único constante en esta vida.
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